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viernes, 26 de noviembre de 2010

El poder de la gente

Llega un vecino, con el que sólo te cruzas una vez cada dos semanas; uno de esos con los que intercambias un par de palabras cuando te encuentras, un simple hola y adiós. Es curiosa la relación de vecinos, porque puedes pasar sin hablarte meses, y de repente un día te le encuentras y le cuentas cosas tan intimas como que se ha muerto tu padre y no consigues superarlo. Ese padre del que hablo era mi abuelo, y quien contó sus intimidades, es mi padre.


Este vecino acaba de entrar por la puerta de mi casa, a la que por cierto, no había pasado jamás, y acaba de invitar a mi padre a una comida con sus amigos, con el único fin de ayudarle a levantar el ánimo. Es curiosa la bondad de la gente. Cuanta gente hay por la calle, caminando a nuestro lado, a la que no conocemos...¡Cuanta gente buena nos perdemos conocer en la vida!.


De repente me planteo cuanta gente en la que no pensamos piensa en nosotros, a cuanta gente le importamos, cuanta gente se preocupa por nuestra felicidad, y cuantas veces nos sentimos equivocadamente solos.


He aquí la importancia de hablar, de contarle al mundo como te sientes; porque nunca se sabe cual de esas personas podría ofrecerte la mejor de las salidas; no sabemos quien puede ayudarnos a salir del bache. Es imposible que sepamos cuantas personas nos sienten especiales, pero en los momentos malos hay que hacer un esfuerzo por encontrarlas y aferrarnos a ellas.

Pensando en el teclado

A veces pienso que las personas desaprovechamos nuestros momentos de lucidez guardándolos para nosotros. A veces me pasa, que me vienen a la cabeza muchas ideas o historias, formas de pensar que no suelo compartir y que creo que merecerían ser expresadas. Creo que todos deberíamos tener la posibilidad de comunicarnos. Siendo sinceros, no todo el mundo tiene la opción de hablar en voz alta; no todos tienen alguien con quien poder expresar un pensamiento. No todo el mundo puede materializar con palabras las sensaciones.


Los sentimientos son algo demasiado fuerte como para quedarse en eso, en sentimientos. Y a pesar de que el vocabulario es demasiado pequeño para expresar lo que sentimos, creo que siempre deberíamos tratar de hacerlo.


Desde aquí le doy a las palabras la oportunidad de demostrar lo que pueden hacer. Le dejo a las letras hablar de mi. Todo el que quiera expresarse aqui, será bienvenido. Hoy empiezo a vaciar mi interior, y a mostrarlo, y tengo toda la intención de hacerlo pensando en el teclado.